Todo el desarrollo evolutivo está basado en la resolución del karma en nuestro sistema planetario hasta que alcancemos esta iniciación.
Ésta es la fase en la cual entramos con autenticidad a la "paz que sobrepasa toda comprensión", dejando atrás todo sufrimiento a medida que trascendemos los últimos vestigios de egoísmo personal.
La ecuanimidad es nuestra naturaleza real. Ella se realiza a partir del recuerdo y del entendimiento de la Conciencia Una que juega entre los tejidos de nuestra vida diaria.
Mediante la ecuanimidad combinada con la intuición y la sincronicidad como guías nuestros, podemos nosotros navegar con gracia y facilidad sobre las aguas agitadas del plano material. Con una actitud de indiferencia, sin aferrarnos a los resultados, nos enfocamos solamente en la tarea que tenemos en la mano.
Esta iniciación es el punto en el cual realizamos verdaderamente el momento eterno, como pasado, presente y futuro existiendo como una unidad. En este campo de percepción expandida, todo se vuelve posible. Nosotros elegimos abandonar el "pasado" como huella viviente, en favor de todo lo que abarca el Ahora.
Definiendo a la Ecuanimidad
Como resultado de todas nuestras renunciaciones personales, nos estamos haciendo más conscientes de nuestra naturaleza verdadera... la de la consciencia pura.
La naturaleza cambiante de la vida en el plano material es simplemente una serie de reflexiones temporales. Una vez que entendemos esto, hacemos la transición en forma sostenida entrando dentro de la Realidad Absoluta, aquella que es la consciencia pura e inmutable del más vasto Ser.
La ecuanimidad es el estado de estabilidad que surge de una consciencia profunda y de la aceptación de lo que cada momento nos esta presentado. Desde este estado de serenidad, estamos aprendiendo a vivir en el eterno ahora con una mente uniforme que es imperturbable y está despegada de todo lo que existe en este mundo temporal.
Mediante la ecuanimidad, somos simplemente un testigo, sin ningún apego a lo que hay que "hacer" o lograr, ni a los estados fluctuantes de la emoción ni siquiera al sentimiento.
Todos los extremos son resueltos internamente y son traídos a un punto medio, extremos tales como felicidad y tristeza, euforia y depresión, emoción y aburrimiento. La neutralidad es nuestro camino en la vida.
La dualidad de las "partes" se desvanece en cuanto dejamos de estar a favor o en contra de cualquier cosa. Mediante nuestra comprensión de la evolución humana, aceptamos todo tal cual es, mientras ofrecemos amor sincero y compasión para todos.
Viviendo la Realidad Absoluta mediante la Ecuanimidad
En la Realidad Absoluta existe solo una conciencia. Ella existe en todo. Ella es la inteligencia activa en todas las cosas que vemos, respiramos, sentimos, pensamos, tocamos y consumimos.
El verdadero entendimiento de la ecuanimidad nos ayuda a contactar y a experimentar directamente esta única conciencia suprema en todas las cosas.
Cuando nos encontramos en esta consciencia neutralizada, no nos atamos al mundo, sino que mas bien, "vemos" al mundo por lo que él es, como un terreno de aprendizaje para la conciencia. Viviendo a través de nuestro estado de ecuanimidad, podemos estar en el mundo sin ser del mundo.
Consciencia del Momento Presente
Como Maestros de Sabiduría en evolución, estamos aprendiendo a estar aquí y ahora.
Al vivir nuestra vida en el momento presente, nosotros liberamos nuestra mente de los engaños de cualquier realidad ilusoria que indique la existencia de un pasado y un futuro.
Preocupación, estrés y ansiedad desaparecen convirtiéndonos no sólo en el flujo, sino en la energía que está detrás de la corriente, somos simplemente el que observa. Nuestras experiencias pasadas son descartadas. El pasado ha servido a su propósito, dejándonos con una sabiduría magistral obtenida a través de la experiencia directa. Nosotros no ponemos un enfoque en el futuro puesto que el futuro es creado a partir del ahora.
Desprendimiento e Impersonalidad en el Servicio al Mundo
La mayor revelación de nuestra impersonalidad colectiva es el resultado de un enfoque cada vez más profundo en el servicio al mundo, conjuntamente con un nivel más alto de desprendimiento, lo cual hace posible la verdadera ayuda.
Con nuestra atención firmemente sostenida en las necesidades del mundo, llegaremos a conocer un marcado aumento a nivel de indiferencia divina hacia nosotros mismos, hacia nuestros intereses, nuestras ansiedades e incluso nuestros éxitos.
Sin poner atención a lo tue a nuestra personalidad le gusta o le disgusta, nuestra actitud es absolutamente neutral hacia todo lo que está relacionado con el yo ilusorio y el mundo temporal.
Solamente con espíritu de desprendimiento, sin ninguna inclinación de la personalidad, podremos lograr nuestro mejor trabajo. Nosotros somos simplemente trabajadores consistentes, dando todo lo que tenemos al servicio de Plan Divino. No buscamos reconocimiento de ningún tipo para nosotros mismos. El reconocimiento de los otros no es necesario.
A través de la ecuanimidad, nosotros nos transformamos en una presencia de paz imponente y nos mantenemos juntos como una roca de fuerza. A través de este campo de armonía estabilizada, somos capaces de responder eficazmente a las necesidades del momento con un perfecto equilibrio.
Indiferencia Silenciosa
Estamos aprendiendo a mantenernos en silencio ante el sufrimiento externo, sin desperdiciar tiempo en demostraciones llenas de emoción mientras ayudamos a levantar las cargas del mundo a través de nuestro trabajo firme y enfocado.
Nosotros decimos siempre que nuestro estímulo es necesario, expresando el amor de nuestra naturaleza en donde mejor sirva para aliviar, traer comprensión y transformación.
Podemos optar por dar opiniones solamente cuando nos las pidan, renunciando a la necesidad de interpretar la situación de otros, partiendo de una actitud genuina de no interferencia y de rehusarse a criticar. Desde un espacio de desapego silencioso, siempre debemos recordar que todos estamos siendo iniciados y nosotros no vemos necesariamente lo que está bajo la superficie de verdad de los otros.
Como agentes humildes de la ecuanimidad, nosotros podemos tomar la decisión de aceptar silenciosamente todo como el perfecto desarrollo del Plan Divino.
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